En 2022, este auto deportivo cumple 50 años de su debut.
Uno de las variantes más emblemáticas desarrolladas del Porsche 911 es el Carrera RS 2.7, un auto de carreras para pistas y rallys, y que fue precursor de sucesivas generaciones RS del nueve once que, como el original, constituyen el vínculo más directo entre el automovilismo deportivo y la carretera.
Catalogado como el auto de producción alemán más rápido en su época, el Porsche 911 Carrera RS 2.7 1972 tiene muchos apodos hoy en día, esto debido al spoiler delantero y trasero (el primer modelo de serie en usar estos dos elementos aerodinámicos). De todos los sobrenombres que tiene, el más empleado es el de Cola de Pato.
El 5 de octubre de 1972 fue presentado en el Auto Show de París,
Fue la versión más potente de la primera generación del deportivo de Stuttgart
El primer 911 con el apellido ‘Carrera’.
Alrededor de 15 ingenieros se ocuparon del desarrollo a partir de mayo de 1972.
Todos ellos trabajaron intensamente para mejorar el peso, la aerodinámica, el motor y el chasis.
En un inicio, Porsche tenía prevista una producción de 500 unidades para lograr la homologación del 911 Carrera RS 2.7 en el Grupo 4, sim embargo, el lote de producción se vendieron en pocas semanas.
Ante el gran éxito, Porsche triplicó la producción, por lo que en julio de 1973 ya había fabricado 1,580 unidades, por lo que el Porsche 911 Carrera RS 2.7 fue también homologó dentro del Grupo 3 a partir del número 1,000.
De esas 1,580 unidades, 17 fueron la versión base; 1,308 la versión Touring (paquete opcional M472); 200 la versión aligerada ‘Sport’ (paquete opcional M471) y 55 ejemplares específicamente para el automovilismo deportivo.
Además de su exterior característico, el 911 Carrera RS 2.7 se distinguía en hacer uso de lo esencial. Entre otras cosas, fueron eliminados los asientos traseros, las alfombras, el reloj y los reposabrazos. Dos carcasas de asiento ligeras sustituyeron los asientos deportivos. Incluso las ventanas eran de cristal fino y el escudo de Porsche en el cofre delantero estaba pegado.
Para su andar, el 911 Cola de pato equipaba el motor seis cilindros bóxer de 2.7 litros con inyección de combustible que generaba 210 hp y 255 libras-pie de torque. Con el objetivo de seguir siendo funcional en uso diario, la relación de compresión, la distribución y el diámetro de las válvulas no cambiaron con relación al motor de 2.4 litros. En la versión Sport, la potencia hacía posible acelerar de 0 a 100 km/h en 5.8 segundos. La velocidad máxima pasaba de 245 km/h.
En la carrocería todo giraba en torno a la reducción de peso: con chapas finas, ventanas delgadas, piezas de plástico y sin aislantes, el peso total de las unidades de carreras debía bajar de 900 kilogramos para homologarlo. Al mismo tiempo, los ingenieros tuvieron que mejorar la aerodinámica: minimizar la elevación de los ejes delantero y trasero a velocidades altas para conseguir reacciones más neutras.
Debido a que se tenía que buscar la máxima aerodinámica, los ingenieros de Porsche desarrollaron un spoiler trasero, puesto a prueba en el túnel de viento y en pistas de ensayo. Su objetivo era mantener el carácter del 911, compensar la desventaja de la parte trasera inclinada con medidas adecuadas, aunque estéticamente aceptables, y mejorar así el downforce del 911.
El nombre de la versión proviene de ‘La Carrera Panamericana’. En 1953, con el 550 Spyder, Porsche consiguió la victoria en su categoría. En 1954 logró, además, un tercer puesto absoluto también con el 550 Spyder, lo que llevó a la marca a adoptar el nombre de esa competencia.
Según las explicaciones de la época, Carrera también se entendía como una "manifestación de calidad para una exquisitez técnica que había demostrado su valía en las pistas de carreras y de rallys". Es decir, era el nombre ideal para la futura versión superior del 911.
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